Batopilas: Pueblo mágico del estado de Chihuahua



Como recuerdo de esta abundancia se conservan diversos edificios de gran valor arquitectónico, como casonas y haciendas que datan de los siglos XVIII y XIX. Entre éstos destacan la casa en la que naciera Manuel Gómez Morín, ex rector de la UNAM; la Hacienda San Miguel y la Presidencia Municipal. De épocas anteriores sobresalen la Casa Barffusony la residencia del Marqués Bustamante.

Paseando por las calles de este Pueblo Mágico descubrirás bellas plazas, puentes construidos con cuerdas y rocas de río y un hermoso acueducto del siglo XIX que era parte de laRuta de la Plata. No dejes de escuchar las leyendas de la época del Porfiriato -y algunas más antiguas- que narran el descubrimiento de sus minas en 1708. Además, en sus alrededores puedes practicar distintas actividades de aventura como ciclismo de montaña y moto turismo.

Buena parte del atractivo de este destino está en el camino para llegar a él, donde se obtienen magníficas vistas de laSierra Tarahumara. Se puede partir de Creel para seguir un impresionante descenso hasta el mirador de La Bufa, en el que se observa en todo su esplendor (y extensión) la barranca de Batopilas. Durante este recorrido notarás distintos climas y vegetaciones -que van del bosque de coníferas hasta las propias del trópico -, al igual que pueblos mineros y sorprendentes maravillas naturales.



Conoce más

Batopilas, que en lengua tarahumara significa “Río encajonado”, nació como un pueblo minero luego del descubrimiento de los yacimientos de plata en 1708. La ciudad, fundada por el explorador español José de la Cruz, actualmente tiene poco más de mil habitantes, pero en su época de mayor bonanza llegó a tener cerca de 50 mil.



Entre los datos curiosos de este Pueblo Mágico están el hecho de que fue la cuna de Manuel Gómez Morín, quien fuera rector de la UNAM y el ser la segunda población del país, después de la Ciudad de México, en tener energía eléctrica.

Lo típico

En Batopilas puedes adquirir artesanías elaboradas por losrarámuris o tarahumaras (indígenas que habían en la región desde hace cientos de años) como petacas, ollas, tambores, bajos, violines, arcos y wali, que son canastas hechas de sotol, muy bellas, resistentes y útiles. También hallarás objetos tallados en madera, queso ranchero de chiva y otros productos naturales de estación, como la flor de manzanilla, el chile chiltepín o las conservas. Estos productos son muy recomendables por su sabor, calidad y precio, y son el regalo perfecto para llevar algo local de vuelta a casa.

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